Una historia para reflexionar sobre la importancia de la tenacidad y la perseverancia

Lo que sucede es que durante los primeros 6 años, el bambú desarrolla y fortalece sus raíces, que no se ven, pero que son fundamentales para permitirle crecer en tan solo seis semanas y sostenerse cuando tenga gran altura.

Como dijo Gregorio Marañón «la rapidez, que es una virtud, engendra un vicio, que es la prisa». Y es que es difícil no tener prisa en los tiempos actuales, en los que a golpe de «clic» podemos tener a nuestro alcance todo lo que queramos. O bueno, casi todo.

No hay «fórmulas mágicas» para todo (o para casi nada) y tampoco clics suficientes. Y conseguir «el éxito» es una de esas inquietudes que todos compartimos y para la que no siempre tenemos el camino claro, tampoco su duración y menos su contrapartida. El éxito, entendido como «Resultado, en especial feliz, de una empresa o acción emprendida, o de un suceso» según la RAE, ha generado (y todavía lo hace) tanta literatura, cursos, experiencias, gurús y tantos otros «manuales», que no es difícil que nos perdamos en tan basto océano de información.

En este artículo queremos reflexionar contigo acerca de la consecución del éxito, las prisas y ansiedades que llega a generar. Y para este cometido encaja muy bien la historia del bambú japonés. Una historia que nos recuerda que, mientras parece que no está sucediendo nada, realmente está sucediendo lo realmente capital para alcanzar resultados notables.

 

Por si no conoces qué sucede en el crecimiento de este tipo de bambú, debes saber que, durante los primeros 6 años desde que su semilla es plantada, no hay apenas muestra en la superficie de la tierra que nos haga pensar que se va a convertir en una planta alta y majestuosa. Es durante el séptimo año de su crecimiento, y tan solo en un periodo de 6 semanas de duración, en el que el bambú japonés se desarrolla y llega a crecer hasta 25m de altura.

Lo que sucede es que durante los primeros 6 años, el bambú desarrolla y fortalece sus raíces, que no se ven, pero que son fundamentales para permitirle crecer a un ritmo de vértigo en tan solo seis semanas y sostenerse firme cuando alcanza gran altura.

En realidad esta es una historia que encierra varias enseñanzas. Por un lado, no todo es lo que parece. Puede dar la impresión de que el bambú no crece durante los primeros años, pero sí lo hace, en la parte que lo agarra a la tierra, fundamental para permitirle crecer rápido y fuerte, y mantener su altura después.

Pero además, nos hace reflexionar acerca de los valores de la paciencia y la perseverancia. La paciencia, la capacidad de tener tranquidad para esperar.Y la perserverancia, la firmeza y constancia en la manera de ser y de obrar.

Ambos son valores imprescindibles para aplicar en el cuidado de la «semilla» de todo aquello que hacemos. Porque solo el cuidado y dedicación diarios harán que se desarrollen nuestras «raíces» que nos permitan luego un crecimiento fuerte y una importante altura. En pocas palabras:

Si no estás consiguiendo aquello en lo que te estás aplicando, no decaigas, quizá todavía estás desarrollando tus raíces.

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